Durante los siguientes post voy a contar parte del trabajo que he hecho en Palestina durante el último año. Con el apoyo de la Organización Palestina de Derechos Humanos "Al-Haq" y la Fundación Alemana "Heinrich Böll" y junto a los investigadores Benjamin Pontin y Vito de Lucia, trabajamos sobre varios casos de violaciones de derechos humanos vinculados a la ocupación y la acción sobre el medioambiente. A partir de esta aproximación inicial, el trabajo se dirige hacia la búsqueda de avenidas legales para hacer responsable a las autoridades y empresas israelíes de estas acciones. Este trabajo inicial se ha visto reflejado en el documento titulado "Environmental Injustice in Occupied Palestinian Territory" con versiones en inglés y árabe.
Con la idea de ir explicando más a fondo el trabajo y los objetivos futuros del mismo, me limito por el momento a explicar en sucesivos post algunos de estos casos. Comienzo con el caso de un vertedero ilegal al norte de Cisjordania cerca de la ciudad de Qalqilya.
El vertedero ilegal situado cerca de la ciudad sitiada de
Qalqiyah, entre las villas de Jayus y Azzun, se encuentra sobre un acuífero que
abastece de agua potable a los miles de personas que viven en ese área.
El vertedero entró en funcionamiento en 1989, siendo
utilizado para verter los residuos industriales y químicos de las fábricas
israelíes situadas en el interior de la Línea Verde, así como los residuos
domésticos de las colonias israelíes cercanas de Wadi Qana.
Durante varios años las autoridades locales presentaron
diversas quejas a la Administración Civil Israelí en Cisjordania alegando los impactos
negativos para la salud del vertedero, aunque
de una forma infructuosa ya que no se llegaron a tomar acciones que evitaran
estos vertidos.
Sin embargo, y tras el establecimiento de la Autoridad
Palestina en 1993, los Consejos de las villas y municipios cercanos al
vertedero redoblaron sus intentos por cerrar el vertedero, aunque el vertedero
no dejo de ser utilizado hasta que alcanzo el límite de su capacidad en el año
2000.
Como resultado, los campos de olivos plantados alrededor del
vertedero ofrecen un producto insalubre e imposible de vender en el mercado a
causa de un riesgo indeterminado de contaminación. Sin embargo, no existen
investigaciones en profundidad que pudieran evaluar y actuar sobre el riesgo
evidente de contaminación de agua subterránea debido a los procesos de lixiviación
de los vertidos sobre el acuífero. La calidad del agua bombeada hacia los
hogares desde el pozo local no parece haber sido monitorizada en profundidad
para controlar la presencia de dioxinas cancerígenas o cualquier otra mezcla de
contaminantes similares asociados vinculados a los vertidos. De hecho, la población
y autoridades locales no tienen acceso a los registros con la información
referente al tipo de residuos que se han vertido históricamente en el sitio.
Del mismo modo, no existe una cerca o cualquier notificación
sobre los peligros asociados del lugar, a pesar de la cercanía de las villas y
la atracción que pudiera ejercer el lugar como campo de juego para niños, llegándose
a reportar diversos casos de niños que han sufrido problemas de salud
(erupciones u otras enfermedades) como consecuencia de haber entrado en
contacto con el lugar.
Otro efecto perjudicial tiene que ver con las combustiones
espontaneas del vertedero, lo que implica un riesgo asociado inherente. Otro
efecto tiene que ver con el todavía uso del vertedero de una forma ilegal.
No obstante, el impacto más importante sobre la salud de las
personas, vinculado a lo anteriormente mencionado sobre la evidente contaminación
medioambiental de los vertidos, tiene que ver con la desproporcionada alta
incidencia de casos de cáncer entre la población local.
En este sentido, el Departamento de Medio Ambiente de la
Autoridad Palestina llevo a cabo un estudio en 2004 sobre el efecto del
vertedero en las comunidades circundantes. Junto con los ya comentados efectos
sobre la salud de las personas, se encontró la presencia de más de 17
materiales tóxicos en el vertedero, algunos de los cuales se encuentran
prohibidos a nivel internacional.
En este ejemplo se encapsulan toda una gama de cuestiones de justicia medioambiental que han llamado nuestra atención. Hay cuestiones de procedimiento, ya que no existe un sistema para la recogida de información sobre el efecto del vertedero en la calidad de las aguas subterráneas y, en consecuencia, la salud humana. En este sentido, la población palestina no tiene medios para estar informada sobre los riesgos a los que está expuesta, con el objetivo de que pudieran llevar a cabo cualquier acción disponible de denuncia. Sustantivamente, si el vertedero es causa del cáncer en proporciones epidémicas, tal y como se teme por parte de las autoridades y la población local, este caso podría tener un amplio alcance penal en el ámbito internacional.
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