Situada
en el norte del país, la ciudad de Qalqilya ha sido históricamente reconocida
como el "granero" de Cisjordania, llegándose a exportar parte de su producción
agrícola a otros países de la región como Irak. Sin embargo, y a partir de la construcción
del muro de separación por parte de Israel, su producción no llega ni a
abastecer a la propia población local.
Imagen desde el satélite de Qalqilya desde donde se puede ver como la ciudad esta sitiada por el muro con una única entrada |
Desde
2002, los propietarios de las tierras de esta ciudad han visto como los planes por parte de Israel de construir un muro que rodeara la ciudad, han tenido como
consecuencia directa la confiscación de sus tierras mas allá incluso de la
propia frontera que debería separar a Israel y Palestina.
El
muro que rodea la ciudad tiene 8 metros de altura y está igualmente rodeado por
una zanja de 4 metros de ancho y 2 metros de profundidad, además de alambradas
y un camino militar por el que patrulla el ejército israelí. El único punto de
entrada a la ciudad, está controlado por Israel a modo de fortaleza, ademas de ejercer como
lugar de control y exclusión de la población palestina.
A partir de la construcción del muro, se decretó un área de
seguridad de 35 metros, lo que implicaba la destrucción de cualquier propiedad
palestina, incluyendo casas, granjas, campos de cultivo, pozos de agua o invernaderos
que se encontraran en este perímetro.
Teniendo
en cuenta la proporción de tierras confiscadas en la zona, se considera que
aproximadamente unos 3.000 dunams (un dunam equivale a 1.000 metros cuadrados)
de tierras agrícolas han sido confiscadas, lo que representaría casi el 50% de
las tierras agrícolas de la ciudad. Igualmente, 19 pozos de agua en este
territorio fueron confiscados (lo que equivaldría aproximadamente al 30% del
suministro de agua de la ciudad).
Como
resultado de la estrecha dependencia que tienen los habitantes de Qalqilya con
respecto a la tierra, el agua y la agricultura, y los impactos que sobre sus
medios de vida ha tenido el muro, la población local ha sufrido un continuo
empobrecimiento, al negárseles los medios de subsistencia y el acceso a los
recursos naturales de los que históricamente han hecho uso (alrededor de un 45% de la actividad económica
local depende del campo).
Fruto de este proceso militar, político, social ecónomico y medioambiental de expulsion vinculado a la ocupación, la población local se ha visto paulatinamente reducida durante la última década, viéndose forzados un gran número de sus habitantes a migrar hacia otras zonas de Cisjordania. Este progresivo exodo de la población local facilitaría una posible anexión israelí de la ciudad, haciendo de la misma un proceso demográficamente "aceptable".
Como un
ejemplo del sufrimiento y las condiciones restrictivas que sufre la población
en Qalqilya, encontramos el caso de una familia de agricultores que visitamos en
las afueras de la ciudad junto al muro. En este caso, observamos como el muro
atravesaba una pequeña plantación agrícola, con gran parte de la tierra junto
con las instalaciones de agua y drenaje estando del lado israelí del muro.
Campos anegados tras algunas de las inundaciones provocadas por la existencia del muro |
Las limitadas condiciones de la
parte restante del lado palestino se expresan especialmente en la capacidad de drenaje del campo y las periódicas
inundaciones de aguas residuales provenientes de las poblaciones israelíes
cercanas. El muro, al estar construido a diferentes alturas, con la parte israelí
más alta que la Palestina, sirve como sumidero de residuos desde la parte israelí
a la palestina, estando las compuertas de control y desagüe bajo el control del ejercito israelí, lo que deja a las familias agrícolas de
la parte palestina a expensas de Israel y sin capacidad de reacción ante situaciones
adversas, ya fueran naturales por el aumento de las lluvias o frente a la
avalancha de residuos y aguas residuales provenientes del otro lado.
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