lunes, 20 de mayo de 2013

Promoting Human Rights in the debate on Climate-Induced Migration

PUBLISHED IN INTERCAMBIO CLIMATICO, 15TH MAY 2013


In spite of the increasing importance of climate and environmental factors when triggering human displacements, it is necessary to emphasize their interaction with other social, economic and political factors so we can better understand migratory movements today.


The existence of more cohesive and supportive social, economic and political systems will be better placed to face climate impacts and enhance the adaptive capacity and resilience of communities to help avoid displacements. On the other hand, an increase in human migrations in search of better habitats to ensure a minimum level of subsistence might lead to communities suffering from increased resource scarcity and greater social inequalities and vulnerability to climate impacts.

Considering these challenges for international human rights law, we may find that the negative impact of climate change on people’s livelihoods, economies and political structures, might lead to States becoming unable to fulfil their responsibilities to protect the lives and rights of its citizens.

However, the issue of “environmental refugees” has not resulted in the mobilization of the international community in defence of their rights. The recognition of a new typology of refugees could impose excessive obligations for developed countries, either in terms of support and protection or economic terms. The UN High Commissioner for Refugees (UNHCR) does not legally recognize the term “environmental refugee” because it can create confusion and undermine the international legal regime for the protection of refugees according to the Geneva Convention of 1951.

It is interesting to recall the People’s Agreement of the World People’s Conference on Climate Change and the Rights of Mother Earth held in Cochabamba, Bolivia in 2010:
 “Developed countries, as the main cause of climate change, in assuming their historical responsibility, must recognize and honour their climate debt in all of its dimensions as the basis for a just, effective, and scientific solution to climate change. In this context, we demand that developed countries:
… Assume responsibility for the hundreds of millions of people that will be forced to migrate due to the climate change caused by these countries, and eliminate their restrictive immigration policies, offering migrants a decent life with full human rights guarantees in their countries.”

While new protection frameworks are expected to be designed either inside or outside the Geneva Convention, or under the recognition of a climate debt, an approach to the problem from a human rights perspective is necessary from national and international authorities.

There is a need to establish minimum standards of treatment based on human rights when dealing with human displacement due to climate change, to which all individuals are entitled, whether in their country of origin or in host communities; and which excludes any inhuman or degrading treatment.

Similarly, when facing climate impacts, human rights protection frameworks might enable individuals to claim protection in a third country, based on the extended principle of “non-refoulement” under the framework of “complementary protection”.

But there are other rights linked to human rights, like the right to an adequate standard of living and the continuous improvement of living conditions, or the right not to be deprived of a means of a livelihood which are at stake under a changing climate. This could result in forcing populations to move and negatively affect their ability to hunt, fish, gather, or farm.

Some of the answers come from an understanding of migration as an adaptive practice. But there is also the need to understand the importance of enhancing community responsiveness. The Special Rapporteur on the Human Rights of Migrants said that “migration may in fact be an important adaptation strategy ” but he also considered the right to not migrate, recalling the obligations of the international community to do everything possible to prevent forced migration.

From these two different but complementary visions, we conclude with some practical answers from a rights-based approach:

Understanding and advocating that those displaced by climate change are workers, often low-skilled and in need of protection;

And because differential treatment between migrant and local workers undermines the basis of societies built around non-discrimination and human rights, and protecting their right to work as a means of generating remittances to their home communities in order to cope with climate impacts. The Multilateral Framework on Labour Migration of the International Labour Organization (ILO) can be of great importance in this regard.

From the defence and promotion of basic levels of social protection for those who remain, to help build a more cohesive and cooperative societies to climate impacts, resulting in access to essential social transfers and services that can ensure universal access to essential medical services and basic incomes. Initiatives such as the Social Protection Floors, already developed in several countries that are facing both environmental degradation and deep inequality, may be an example to follow.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La Defensa de los Derechos Humanos en el debate sobre las Migraciones Inducidas por el Clima

PUBLICADO EN INTERCAMBIO CLIMATICO EL 6 DE MAYO DE 2013

Pese a que cada vez es mayor la importancia que tienen los componentes climático y medioambiental a la hora de activar los desplazamientos humanos, es importante reconocer también que en la actualidad es de la interacción de una serie de factores sociales, económicos, políticos pero también medioambientales desde donde mejor podemos comprender los movimientos migratorios en la actualidad.

En este sentido, podemos llegar a comprender que la existencia de unos sistemas sociales, económicos y políticos cohesionados y solidarios, podrán hacer mejor frente a los impactos del clima y mejorar la capacidad de resiliencia y adaptación de las comunidades evitando hasta cierto punto su desplazamiento. Y su opuesto, ya que un aumento en los desplazamientos en busca de mejores hábitats en los que asegurar unos niveles mínimos de subsistencia podrá observarse conforme las comunidades sufran de mayor escasez de recursos, mayores desigualdades sociales y en general se vuelvan más vulnerables al clima.



Traducidas estas realidades al ámbito de la defensa y la ejecución de los Derechos, de los Derechos Humanos, podemos encontrar como la incidencia negativa del cambio climático sobre los medios de vida de las personas, las economías o las propias estructuras políticas, puede llevar a que los Estados, sobre todo en los países más vulnerables al cambio medioambiental, se vean cada vez imposibilitados a la hora de cumplir con su obligación positiva de proteger la vida y los derechos de los ciudadanos.

Sin embargo, la identificación de futuras masas de “refugiados medioambientales”, no se ha traducido en una movilización por parte de la comunidad internacional en defensa de esos Derechos. Y es que el reconocimiento de una nueva tipología de refugiados podría imponer unas obligaciones demasiado excesivas para los países desarrollados, ya fuera en términos de apoyo y protección, ya fuera en términos económicos. 

Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la agencia de la ONU cuyo mandato reside en proporcionar protección internacional a los refugiados, no reconoce legalmente el término “refugiado medioambiental” ya que puede crear confusión y socavar el régimen legal internacional para la protección de los Refugiados según la Convención de Ginebra de 1951.

Viene a bien recordar en este sentido lo expresado por la Declaración final de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático celebrada en Cochabamba, Bolivia en 2010:
“Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:
…Se hagan responsables por los cientos de millones que tendrán que migrar por el cambio climático que han provocado y que eliminen sus políticas restrictivas de migración y ofrezcan a los migrantes una vida digna y con todos los derechos en sus países…”
A la espera de nuevos marcos de reconocimiento y protección ya fueran dentro o fuera de la Convención de Ginebra o en base al reconocimiento de una deuda climática, la aproximación al problema desde la perspectiva de los Derechos Humanos se hace más que necesaria desde todo organismo y autoridad nacional e internacional.

Porque frente a los desplazamientos humanos por causas climáticas debe existir la necesidad de establecer unos estándares de trato mínimo basado en los Derechos Humanos, a los que tienen derecho todos los individuos ya fuera en su Estado de origen o de acogida y en donde esté excluido cualquier trato inhumano o degradante. Y del mismo modo, enfrentando los impactos del clima, y bajo el amparo de los Derechos Humanos los individuos pueden reclamar protección en un tercer Estado, basándose en el principio ampliado de “no devolución”, bajo el marco de “protección complementaria”.

Pero también el derecho a un nivel de vida adecuado y el mejoramiento continuo de las condiciones de vida, o el derecho a no ser privado de los medios de subsistencia están en entredicho bajo un clima cambiante. Estas carencias podrían llevar a las poblaciones a desplazarse y a ver quebrantada su capacidad para cazar, pescar, recolectar o vivir de la agricultura de subsistencia.

Las respuestas pasan por entender la migración como una práctica adaptativa, pero también potenciar la capacidad de respuesta in situ de las poblaciones. En ese sentido, el Relator Especial sobre los Derechos Humanos de los Migrantes ha afirmado que  “la migración puede ser en realidad una estrategia de adaptación importante”  pero que también es un derecho el  no emigrar, esto es, el derecho a permanecer en su lugar de origen, siendo la obligación de la comunidad internacional hacer todo lo posible para evitar que el/la posible migrante se vea obligado a abandonar su tierra.

Desde estas dos visiones, diferentes pero complementarias, se propone para terminar algunas respuestas prácticas desde una aproximación basada en Derechos:

Entendiendo y defendiendo que los desplazados por el cambio climático son también trabajadores, en muchos casos de baja cualificación y que necesitan protección. Porque un trato diferenciado entre trabajadores migrantes y locales menoscaba la base de las sociedades construidas en torno a la no discriminación y los derechos humanos. Y defendiendo su derecho al trabajo como medio de generar remesas hacia sus comunidades de origen que ayuden a hacer frente a los impactos del clima. El Marco multilateral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para las migraciones laborales, puede ser un referente en ese sentido.

Y desde la defensa y promoción de unos niveles básicos de protección social para los que permanecen, que ayuden a construir unas sociedades más cohesionadas y solidarias frente a los impactos del clima, lo que se traduce en tener acceso a transferencias y servicios sociales esenciales que puedan garantizar el acceso universal a servicios médicos esenciales, o apoyos que permitan una seguridad de ingresos o sustento. Iniciativas como los Pisos de Protección Social, que ya se desarrollan en muchos países que sufren tanto la degradación del medioambiente como profundas situaciones de desigualdad, pueden ser un ejemplo de estos mecanismos necesarios.

jueves, 21 de febrero de 2013

D.E.P. Integración y coherencia para la política climática en España. La ley de costas que todo lo arrasa.

PUBLICADO EN ECOAGRICULTOR EL 21 DE FEBRERO DE 2013

Pese al reconocimiento de la realidad y los problemas que el cambio climático entraña, con la aparición sistemática de diversos informes alertando de la degradación del medioambiente y el aumento de las temperaturas,  su traslación a la acción política a través de mecanismos especializados e influyentes, aun no se han conseguido llevar a cabo de la forma esperada.

Del mismo modo existe un proceso que desde abajo, desde la acción en la calle y en la vida diaria de los ciudadanos, ejerce una presión y una influencia que debe hacer reaccionar y mejorar la legislación y las respuestas desde las diferentes esferas políticas. Ejemplos como los expuestos en ECO agricultor, promocionando los huertos urbanos y los grupos de consumo, la utilización de medios de transporte no contaminantes, las prácticas de reciclaje o el despegue esperado, algún día, de las energías renovables, son ejemplos de cómo desde la acción ciudadana se debe demandar una mayor acción política y compromiso.

De hecho, tanto la ciencia del cambio climático, como las respuestas ciudadanas, generan una mayor atención y flujo de noticias e influencia sobre este tema que las respuestas y soluciones que desde la política se pudieran llevar a cabo. Sin embargo, para las estructuras políticas a diferentes niveles, la lucha contra el cambio climático y las políticas de desarrollo sostenible, son por encima de todo, herramientas para la generación de mensajes buenistas en su interés final por captar votos.


¿UNA POLITÍCA CLIMÁTICA?

Los titubeos por parte de políticos, junto con las propias dinámicas sociales y económicas  a las que se enfrenta un país como España en la actualidad, con una crisis rampante, altas tasas de desempleo y un aumento de las desigualdades sociales, hace que el impacto y el interés que pueda generar el cambio climático sobre nuestras vidas se difumine, y quede relegado a unos ámbitos mas que marginales a la hora de diseñar planes de futuro y políticas de respuesta a la propia crisis del sistema.

Bajo este escenario, no debe parecer muy optimista y sensato el proponer respuestas que desde la política propongan reestructurar, desde la sostenibilidad y la conciencia climática, la forma en que los organismos administrativos y políticos se conforman y enfrentan la realidad.

Pero aprovechemos el actual debate que nos habla de la crisis del sistema heredado de la transición y propongamos la reforma del mismo desde una perspectiva medioambiental y climática. Soñar es gratis.

A tales efectos se propone, del mismo modo que se pueden considerar otros conceptos y enfoques, la integración de objetivos sectoriales y medioambientales bajo el marco de una Política Climática. Y que se encuadre esta integración de la Política Climática como la necesidad de integrar la dimensión del cambio climático en todas las áreas de diseño de políticas.

LA POLÍTICA CLIMÁTICA COMO PRINCIPIO RECTOR

Por tanto, se debería considerar la incorporación de los objetivos climáticos en todas las etapas de la formulación de políticas tanto en ámbitos medioambientales como no ambientales, y con un reconocimiento específico de este objetivo como principio rector para la planificación y ejecución de las políticas.

Pero la realidad nos dice que los objetivos medioambientales que se incluyen en las estrategias políticas, no llegan en muchos casos a convertirse en decisiones específicas, y en su lugar son separados y tomados como una parte adjunta en cuestiones de investigación o desarrollo (el concepto I+D existe en universos paralelos a la realidad actual de España), esto es, políticas transversales que complementan pero que no orientan y sirven como hilo conductor. La acción correcta implicaría que la integración de la política climática pasara de las estrategias generales a los instrumentos políticos específicos.

FORMAS DE ACTUACIÓN

La integración de la política climática no se produce en el vacío, sino dentro del funcionamiento y los sistemas de políticas a nivel nacional.

Una política climática efectiva requiere una mayor atención a las políticas públicas y mecanismos de gestión de lo que se han visto hasta la fecha y que refleje la evolución en la investigación del cambio climático, que en las dos últimas décadas ha estado centrada en la ciencia del cambio climático, pero que a partir de ahora requiere la necesidad de poner una mayor atención en la acción política.

Sin embargo, la mayoría de los enfoques se limitan a sectores individuales, en lugar de considerar los sistemas de elaboración de políticas climáticas como un conjunto de la actividad gubernamental. Esta es una barrera importante, no sólo en la comprensión de las cuestiones de aplicación, sino en los objetivos de integración de las políticas climáticas en los contextos nacionales, pero también regionales y locales.

En resumen, la política de integración tiene un rol crucial, pero requiere:

 - Que sea eficiente a múltiples niveles.
 - Que las oportunidades y las limitaciones de las posibilidades de innovar sean totalmente identificadas y utilizadas.
- Que los conflictos sean llevados a buen puerto y manejados.
- Que suficientes recursos económicos pero también humanos sean puestos en liza para tener una mejor aproximación al problema.
- Que la integración sea reflexiva, y que procesos de monitorización y evaluación sean considerados dado el proceso de aprendizaje que se requiere.

También es necesario entender que la puesta en marcha solo puede ser analizada e implementada una vez que un número suficiente de modelos de los sistemas políticos nacionales e internacionales hayan sido investigados, debatidos y extrapolados. Hasta ahora encontramos que la literatura a nivel nacional es limitada en este ámbito y que no ha habido un debate de suficiente nivel. Sin embargo existen a lo largo de la UE buenos ejemplos de este trabajo de análisis y de implementación.

Para conseguir un mayor reconocimiento de la necesidad de la integración de la política climática, un paso primordial debe ser el de definir e insertar en el sistema político lo que es la política climática y como debe llevarse a cabo su integración. Es por tanto importante saber cómo se ha desarrollado e implementado este concepto en la acción contra el cambio climático en la Administración Española, y estudiar igualmente como ha sido la integración tanto a nivel vertical como horizontal de la misma. Mucho trabajo queda por hacer.

EPÍLOGO. Choque con la realidad con fecha 20 de febrero.

El actual gobierno del Partido Popular ha sacado adelante la Ley de Costas en solitario. Esta ley abre el litoral al negocio privado, salvando por 75 años más 3.000 chiringuitos y 10.000 viviendas de la playa. Recursos de inconstitucionalidad, acusaciones de que la ley abre la puerta a un urbanismo salvaje del litoral (¿todavía más?), la ley como una garantía para la instalación de industrias contaminantes en las costas,  y como promotora de una amnistía ambiental que abre la veda a la especulación y alienta la degradación de las costas, son algunos de las respuestas que ha generado esta ley.

Y después de este párrafo… ¿Qué hago yo con mi artículo?

domingo, 3 de febrero de 2013

Four years after Katrina: Are there always rainbows within the clouds?

WRITTEN IN SEPTEMBER 2009 FOR THE SYRIAN ENGLISH NEWSPAPER BALADNA

It was predicted with detail what was going to happen: a great storm, failures of the levees and floodwalls protecting the city, floods, disorganization in the response, chaos, violence, massive displacement… However, four years after Katrina Hurricane, many residents of New Orleans still ask themselves and to the authorities…what if this would happen again?

In the morning of Monday 29th August, 2005 a decreasing hurricane from category 5 to 3 hit the coast of Louisiana causing severe damages to the cities infrastructure and with enough force to breached the levees that protected the city of New Orleans.



The storm happened in the developed world, in the first world power. However, the reaction by the authorities and the media covering reflected the unfair bases of the social, political an economical system and revealed the hidden and deep reality of the poor and black populations of the South of the United States. Katrina’s did not create the disadvantages that everybody had the chance to watch in TV, but it peeled away the society surface, amplified these inequalities and bring them up to the light in a city where these factors were already deep-rooted, both historically and institutionally.

The Government Response

Focused in military spending and the Iraq war campaign, Bush administration cut budgets and influence in many other public services areas, such as disasters management including research and maintenance of New Orleans dawns. This affected specially to the Federal Emergency Management Agency (FEMA), which lost autonomy and capacity, shifted from natural disasters to counterterrorism, being also considered a political resting place for favors that were owed, filling top positions with inexperienced political appointments.

FEMA deterioration and the extraordinary characteristics of Katrina overwhelmed any chance of coordinate response, and once the storm challenged beyond their capacities, failures were sudden and widespread. This also supposed a change in the initial response to the disaster, which was more characteristic of civil defense than of civil protection. Thus, a widespread feeling reached all the American society that considered that the State itself was unconcerned or unable to protect its own population. So, when the National Guard arrived, it was apparent that they were working under orders to control the city military and protect property rather than to bring aid to the desperate.

American society got shocked, while media showed a devastated New Orleans with crows of black criminals looting, shooting and destroying the remains of the city. But there were many realities inside the same chaos: evacuation strategies oriented to middle-high income citizens were confronted with thousands of low income citizens unable to leave the city or to find a safe shelter by their own means; images of people looting stores and overcrowded shelters with women, elderly and children as the main victims were confronted with an unconscionable ineptitude of the Government in their efforts to help their citizens; or, recovery actions that should be aimed to provide housing, healthcare or education to the whole population were confronted with governmental policies oriented to create profits in spite of people, supported migration to other cities of low-incomers and were focused in military spending more than health, education, labour and other recovery activities.



The Reconstruction

New Orleans two weeks after Katrina already looked like a developers’ gold rush. A new-New Orleans have to be rebuilt in the straight way: “People who lack middle-class skills should not be allowed to resettle the city: If we just put up new buildings and allow the same people to move back into their old neighborhoods, then urban New Orleans will become just as run down as before” neo-conservative New York Times editorialist David Brooks considered thinking about reconstruction, or as Congressional Representative Richard Baker of Baton Rouge said: “We finally cleaned up public housing in New Orleans, we couldn’t do it, but God did”.

And the true looters started to work on it, while disaster reconstruction cut deeper the ruts and grooves of social oppression and exploitation. Abolishing competition by giving no-bid contracts to some of the same companies that operate in Iraq (Bechtel, Fluor Corp., Haliburton) the Bush administration mandated cutthroat competition among desperate workers by suspending federal laws that required federal contractors to pay at least the prevailing local wage. Insurance companies that started to plan how to avoid the massive payments arguing about the stupidity of people who lived below sea-level. And by contrast, those displaced, without property, facing low wages, unable to pay the escalating costs for scarce housing, got deepen into the same dynamics which governed their lives for decades.


 Anything, in spite of the State

In spite of this, New Orleans is reshaping itself into a more resilient and equitable city. President´s Obama new administration “sustained commitment” has freed hundreds of millions of dollars for affordable housing, moving assistance and the rebuilding of schools, fire departments and police stations. But these public spending, generous or limited, would be nothing without the incredible volunteer effort that has been developed during the last four years. With an evident lack of public support, the city has see how a big army of idealist of any age volunteered to rebuild the city, creating a new social conscious, solidarity, activism and an astonishing degree of community participation.

However, the pace of recovery is slowing as the city approaches the fourth anniversary of Hurricane Katrina. The population of New Orleans is still about 175,000 (28%) people fewer than it was before the storm. Louisiana is one of only five states to show an increase in home prices, with rents across New Orleans 46% higher today than pre-Katrina, while many homeowners are still paying mortgages on destroyed houses or played roulette with minimal insurance on homes they owned outright. There are also 65,000 blighted properties or empty lots throughout the city’s area, although New Orleans was the country's fastest growing city in 2008.

New Orleans is still alive although there is a pessimistic feeling cover it’s reborn. Different studies estimate that the metropolitan area will remain at risk of flooding from future hurricanes, even after the construction of a new line of levees, pumps and floodgates expected by 2011; that by 2040, at current rates of wetlands increase, New Orleans will be a coastal city; and that the Mississippi Delta, including much of the Louisiana coastline, will be underwater by 2100.

So, while people in New Orleans see work being done on the levees and in the low-lying areas in order to rebuilt their old houses, the street wisdom fights the uncertainty of the future, with the love of the place where they were born and want to stay. 

TO LEARN MORE:
www.504ward.com
www.teachingthelevees.org
www.disasterwatch.net
www.understandingkatrina.ssrc.org
www.katrinaresearchhub.ssrc.org

sábado, 19 de enero de 2013

NARRATIVAS


¿Cómo leemos el clima? ¿Como podemos conseguir que de su lectura surja una responsabilidad mas radical hacia la realidad del cambio climático y sus impactos?


No existe una respuesta fácil. Históricamente las sociedades han leído el clima como un signo de estabilidad que no admitía mas preocupación que los eventos extremos que se pudieran dar en según que localizaciones. Sin embargo, el cambio climático esta introduciendo una variable a esta ecuación exacta y sin fisuras sobre las que se habían asentado y desarrollado las civilizaciones humanas. Los impactos que genera y la impredictibilidad e inestabilidad ligada al mismo nos debería llevar a hacernos nuevas preguntas y pensar en nuevas formas de leer el clima.


Y así lo hemos hecho, pero de una forma adecuada a nuestros tiempos. Hemos asumido, vamos a decir que mayoritariamente, que el cambio climático es real, pero que se va a dar de una forma gradual, adaptandose a nuestros tiempos y a nuestra capacidad de enfrentarlo con garantías. No asumimos un cambio climático abrupto, porque esto supondría la necesidad de llevar a cabo inmediatamente ese cambio del que tanto se nos habla que pasara de una economía basada en el alto consumo de carbono a una reducción global drástica del mismo… y los cimientos sobre los que se asienta nuestra civilización no parece que pudieran soportarlo, o al menos no parece que las sociedades desarrolladas, ni sus representantes, ni los intereses que se alimentan de este modelo de desarrollo parezcan muy dispuestos a cambiarlo.

No es cuestión de volver a explicar las consecuencias de un cambio climático abrupto o el propio cambio gradual que queremos enfrentar, pero vale la pena recordar que el sistema terrestre es un sistema precario. La suerte que tenemos como único planeta conocido con vida se debe a que nuestro sistema esta al limite y que de ese limite surge la vida.

De esa precariedad, de ese estar al límite brota el cambio si algunos de los factores se alteran. Sin embargo los impactos de esos cambios son desconocidos, dada la incertidumbre que genera incluso entre la comunidad científica el desconocimiento de saber que pasara una vez pasemos ciertos umbrales. Y como dice Fred Pearce: 'The big discovery is that planet Earth does not generally engage in gradual change. It is far cruder and nastier' (El gran descubrimiento es que el planeta Tierra no suele participar de cambios graduales. Es mucho más crudo y desagradable”)

No vendría mal intentar cambiar la forma en que entendemos el clima y su capacidad de cambio, y es que cada vez aparecen mas señales que nos hacen ver cosas que antes no habían pasado o que al menos lo hacen con mayor virulencia. Algunos ejemplos recientes nos pueden servir al respecto:




Este mapa nos explica como en los últimos cuatro meses de 2012 Australia asistió a las temperaturas máximas más altas que se tenían registradas. Y a partir del 1 de enero más registros se han rebasado. En el mapa podemos ver como las zonas marrones tienen temperaturas de 6°C por encima de la media entre 1961 y 1990. 
                                                                        
Estados afectados por el fuego y el calor como Tasmania o Queensland, en donde incluso los servicios ferroviarios han tenido que imponer restricciones al servicio bajo la amenaza de que los raíles pudieran derretirse. O el debate generado en los Estados Unidos tras la publicación de un estudio por parte del Gobierno en donde se alertaba de que la vida en los Estados Unidos se estaba viendo afectada por el calor, afectando la salud, los hogares y otros aspectos de la cultura americana. O por centrarnos únicamente en países considerados como los mayores emisores de co2, tenemos la alarma generada en Pekín en donde una niebla toxica se ha posado en la ciudad durante más de un mes.

No recuerdo donde leí o escuché algo así como que… “Dios nos ha dejado la Tierra en usufructo… y en respuesta estamos llenando de mierda la comunidad y al resto de vecinos…”

Sin mucho interés en asuntos religiosos, pero puede parecer comprensible aceptar que el desorden y la suciedad generada va a ser muy difícil de limpiar. Al menos podría resultar interesante, o se esta convirtiendo en una imperiosa necesidad, el que vayamos desarrollando historias y narrativas diferentes que puedan movilizar la realización de algunos objetivos a la hora de enfrentar el cambio en el clima. Nombrar abiertamente los futuros socio-ambiéntales, leyendo de una forma más amplia el clima, desde otras perspectivas y otras formas de comunicarlo, y creando nuevas narrativas culturales que ayuden a explorar alternativas que sirvan como motor de cambio. Discutir sobre estos nuevos marcos debería forma parte del debate futuro sobre el clima.

Propongo un juego para seguir pensando en el clima recordando una idea que me surgió hace tiempo y que ha vuelto a aflorar viendo el mapa de Australia más arriba. ¿Verdad que seria interesante que en la información meteorológica que nos llega todos los días se insertara también información sobre series históricas temporales en esa misma época del año? Seguro que nos ayudaría a entender mejor la evolución del clima.

De momento ese juego lo podemos hacer desde el ordenador. Ante la dificultad de encontrar esa información en la página de la Agencia Estatal de Meteorología (tiene una sección de juegos infantiles), he entrado en la página www.tutiempo.net  y he entrado en el histórico de temperaturas concernientes a España y sus ciudades (desde el año 1973). Es realmente interesante ver el histórico de temperaturas medias, máximas y mínimas de diferentes ciudades españolas durante los mismos meses durante diversos años. No es nada científico y no tiene porque corroborar necesariamente las tesis sobre calentamiento global, pero mantiene entretenido y ayuda a pensar más en el clima.  

martes, 15 de enero de 2013

Huertos urbanos: creciendo, evolucionando y creando una nueva ciudad

PUBLICADO EN ECOAGRICULTOR EL 15 DE ENERO DE 2013

http://farm3.static.flickr.com/2012/1690963073_ee8fa0cef3.jpg

SOBERANIA ALIMENTARIA: Entendida como el derecho que tienen los pueblos para controlar el sistema agroalimentario y sus factores de producción, de forma que se desarrolle de forma autónoma y equitativa. De esta manera se garantiza el derecho humano a la provisión permanente de alimentos sanos, nutritivos, suficientes y culturalmente apropiados.


Una definición que nos sirve para enmarcar la realidad de los huertos urbanos y el apogeo que están teniendo en la actualidad en muchas ciudades.

¿Hasta donde nos podemos remontar para ver el progreso de los mismos? Si bien podemos comenzar en la Revolución Industrial como indica el interesante articulo de Moran y Aja y que nos da una perspectiva mas prolongada en el tiempo, las “Green Guerrilla” o acción que bombardeaba solares abandonados con bolas de semilla y arcilla en Nueva York para su embellecimiento, así como la creación de Jardines Comunitarios como el mas conocido de Liz Christy en Manhattan, pueden considerarse hitos en la historia contemporánea de los Huertos Urbanos.

En España, los huertos alrededor de las ciudades fueron desapareciendo con el desarrollo y expansion de las ciudades. Tener un huerto en el que cultivar alimentos cerca de la ciudad era visto como algo de paletos y estaba reservado a los abuelos principalmente. Pero ha habido siempre valientes agricultores en las ciudades españolas. Echar un ojo a este artículo de El País del año 83.

Las cosas han cambiado y deben cambiar más. Ya no son los abuelos los que cuentan, a los pocos oídos que quisieran escucharlos, los beneficios de tener cerca de casa una pequeña plantación en la que cultivar alimentos. Los urbanitas son los que traen, desde diferentes perfiles (universitarios, parados, madres y padres, inmigrantes o abuelos), el campo a la ciudad.

Y esta aproximación se ve alimentada también por otro tipo de factores que hacen evidente y necesaria la implantación de más huertos en nuestras ciudades.

Por un lado existe una necesidad cada vez más imperiosa, y con el cambio climático en mente, de crear sumideros de carbono en las ciudades. Los cultivos urbanos tienen la capacidad de absorber CO2, amortiguar la temperatura ambiente o reducir la contaminación sonora.

Curiosamente, o no tanto, la crisis y la quiebra del modelo de desarrollo parasitario y especulativo de los últimos años también han ayudado a la proliferación de los huertos urbanos. La necesidad, aunque no traducida todavía en las altas esferas de decisión, de un cambio de paradigma la encontramos traducida en este hecho. La dificultad del acceso a recursos naturales, la ruptura de muchos proyectos de vida basados en paraísos individuales, el entender que la sociedad y el bienestar se crean desde el colectivo y no desde un salón con televisión de plasma, nos debe ayudar a crear nuevas formas de vivir en las ciudades e interaccionar con nuestra comunidad mas cercana.

¿O no debería ser así?

Alimentos frescos y sanos, la generación de una actividad física moderada adecuada para todas las edades, vivir en la calle y compartir con otros, alimentos, vivencias y proyecto, u olvidar por un rato otras realidades de la vida diaria en beneficio de una actividad que nos relaja y reclama nuestro cariño y atención plena. Que levante la mano quien piense lo contrario, y no, no valen las superficies comerciales que abren todos los días del año.

Y encontramos como diferentes colectivos se asocian y revitalizan gracias a estas actividades, desde los grupos del 15-M y las Asambleas de Barrio, a las Asociaciones de Vecinos y otros colectivos. Lo mismo que en Nueva York en los setenta, colectivos ciudadanos que se unen para recuperar espacios que hasta ahora estaban infrautilizados.

Sin embargo el hundimiento del ladrillo y de un modelo de desarrollo fallido pero todavía adictivo, hace que los ayuntamientos actúen en algunos casos con ciertas reticencias a la hora de apoyar y promover huertos comunitarios. Acostumbrados a un modelo de desarrollo económico que en muchos casos giraba alrededor de la mesa de un restaurante, y de un dinero que fluía con cierta facilidad, ahora la realidad demanda reunirse con movimientos ciudadanos que desde el contacto, la interacción y la puesta en común de problemas, elevan el nivel de las reclamaciones a los gobiernos municipales.

No nos quedamos solo en la realidad local, miramos para terminar, un poco mas lejos, en los países en desarrollo en donde los huertos comunitarios están siendo una alternativa de desarrollo y de apoyo a la soberanía alimentaría de los que mas sufren. Miramos a África y a América Latina y los proyectos que allí se están desarrollando por la FAO y otros organismos.

Volvemos donde empezamos, la soberanía alimentaría y la capacidad de las comunidades, de aquí y de allí, de enriquecer su dieta alimenticia, de formar parte de un colectivo y de poder producir, distribuir y consumir sus propios alimentos. No es el momento de quedarse a mitad de camino.

Escrito por Jesús Marcos Gamero, síguele en su blog http://politicayclima.blogspot.com.es/ y en su twitter @jmgamerorus

lunes, 14 de enero de 2013

Integrating Climate Migration into Latin American regional forums

PUBLISHED IN INTERCAMBIO CLIMATICO, 14TH JANUARY 2013



The integration of the link between human displacement and the impacts of environment and climate change into the political agenda should be considered as one of the main actions to take when facing these issues. An inclusive approach that brings together the state and regional political structures, as well as civil society and other stakeholders, is necessary if the goal is to share the views of each group and design possible joint proposals.


The Global Climate Agenda reinforces the understanding of the problem

As mentioned previously, the climate agenda is increasingly considering the problem of climate displacement. In addition to the references in the IPCC’s Fourth Assessment Report and the Cancun Adaptation Framework, migration is mentioned in the decision on Loss and Damage that was agreed at COP18 in December 2012:
7. Acknowledges  the  further  work  to  advance  the  understanding of  and  expertise  on loss and damage, which includes, inter alia, the following:
(vi) How   impacts   of   climate   change   are   affecting   patterns   of   migration, displacement and human mobility;

The launch of the Intergovernmental Panel on Climate Change’s Fifth Assessment Report during the second half of 2013 should be a turning point in the way that human societies and their institutions face the reality of climate change. In this regard, the IPCC’s outline integrates more specifically than the previous report the issue of migration by including it in the Working Group II on Impacts, Adaptation and Vulnerability, both in the section “Landscape and interregional connections” in Chapter 9 on “Rural Areas”, as well as in a specific section in Chapter 12 on “Human Security”.

Bridging the gap between research and political action in Latin America

In Latin America we also find references to climate and environmental migration in various agencies’ reports and documents. The UN Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC) has made reference to migration in a generic way in its last reports of 2010 and 2011 on the economics of climate change in Central America. Similarly, the research agenda on climate change proposed by the Inter-American Development Bank (IDB) considers in various sections migration as one of the most obvious responses to climate change.

However, Latin-American civil society forums have paid more attention to climate migration, particularly the MERCOSUR Social Summits. Recommendations were made during the MERCOSUR Social Summit in June 2010 in which the Commission on Climate Change, Environment and Sustainable Development, under the workshop on Climate Change and Poverty, declared their support to local agricultural practices in order to reduce migration to urban centers, and citing migration as a major factor when proposing models of self-sustainable cities. In addition, a specific call was made with the aim to promote legal systems that protect environmental migrants. This previous work resulted in a more specific text for the Social Summit in Foz do Iguaçu in December 2010.

Finally, an interesting document written from different perspectives surrounding the situation of climate migrants, is the special issue on Climate Change, Migration and Human Rights of the Bulletin on Migration Policies and Human Rights “Entre Tierras” that was written for the Rio +20 in June 2012 and the parallel Peoples’ Summit for Social and Environmental Justice in defense of the Commons.

These examples can be useful to frame the issue within the current regional policy frameworks that take place in Latin America. The essential efforts of civil society should also be taken into account and the need to implement an approach based on social justice and human rights.

Discussing migration caused by the environment and climate change in Latin America, as climatic factors gain more and more importance, must also go through an analysis of other social, economic, political and environmental issues as they are the generators of inequality in the continent. This also means discussing people who have been displaced from their lands by guerrillas and violent conflict, by expanding drug plantations, deforestation and the destruction of forests, or the uncontrolled exploitation of natural resources, among others factors.

Setting the Agenda for 2013
In 2013, both regional and global meetings, together with the work of different organizations, can positively act to introduce climate migration into political agendas.

The European Union – Community of Latin American and Caribbean States Summit to be held in Santiago de Chile on 26th and 27th January aims to discuss an “Alliance for Sustainable Development to Promote Investments of Social and Environmental Quality”. The Summit should serve to reinforce Point 4 on migration of the Madrid Plan of Action of 2010 and introduce the climate factor as a key aspect.

The Regional Conference on Migration (RCM) or Puebla Process, identified in the document summary of their 15 years of work in 2011, the need to link migration with other factors such as climate change. The introduction of this concept in future agendas should be expected.

The South American Conference on Migration and the South American Observatory on Migration (CSM-OSUMI) has so far had timid approaches to the issue and the impact of climate change on migration in the subcontinent. The XIII Conference to be held this year could serve as a stimulus to work in this respect.

The Organization of American States, divide their focus on Climate Change and Migration in two different areas which requires, obviously, more work and internal debate within the organization in order to reach a coherent approach.

Finally, 2013 will be a milestone in terms of the global work that is being developed in the field of migration. The High Level Dialogue on Migration and Development to be held during the 68th UN General Assembly should have among its most important sections one on “Migration and Environmental Change“. The regional preparatory meeting to be held in Chile in May/June should also serve to raise awareness of the issue in the continent.

2013 must be the year for a renewed commitment with the global climate agenda. This will also facilitate a wider approach to the increasing reality that links the impacts of climate change with human displacement. This has to be recognized and answered both in regional political forums, as well as other global meetings that will be held this year. Organizations working in different fields and with different views must work with this goal in mind.

miércoles, 2 de enero de 2013

FELIZ AÑO 2013. TE LO JURO


Integrando las Migraciones Climáticas en los foros regionales de América Latina

TEXTO APARECIDO EN INTERCAMBIO CLIMATICO EL 30 DE DICIEMBRE DE 2012




Uno de los aspectos determinantes a la hora de afrontar con ciertas garantías, la realidad de los desplazamientos humanos derivados de causas medioambientales y climáticas, es el de la introducción en la agenda política del problema. Una perspectiva inclusiva que aúne a las estructuras políticas estatales o regionales, así como a la sociedad civil y otros actores es necesaria, si el objetivo es poner en común las visiones particulares de cada grupo y las posibles propuestas conjuntas.

La Agenda Climática Global refuerza la comprensión del problema
Como se mencionó en el anterior artículo de esta serie, la agenda climática global cada vez tiene más en cuenta el problema de los desplazados climáticos. En este sentido podemos añadir a los puntos ya mencionados del cuarto informe del PICC en 2007 y el Marco de Adaptación de Cancún, la mención que a las migraciones se hace en el articulado de la decisión sobre Pérdidas y Daños (Loss and Damage) que se acordó la última Conferencia de Partes (“COP18”) celebrada en Doha:

7.  Reconoce el trabajo adicional que se necesita para avanzar en la comprensión y experiencia en pérdidas y daños, que incluye, entre otras cosas, lo siguiente:
(vi) Como los impactos del cambio climático están afectando los patrones en la migración, el desplazamiento y la movilidad humana.

La publicación del Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (PICC) durante la segunda parte de 2013, debe marcar un antes y un después en la forma en que las sociedades humanas y sus instituciones enfrenten la realidad del Cambio Climático. A este respecto, el índice suministrado públicamente por el PICC integra de una forma mas especifica que en el anterior informe, la cuestión de las migraciones, incluyéndose en el Grupo de Trabajo II en Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, tanto en el apartado “Paisaje y Conexiones Interregionales” del capítulo 9 sobre Áreas Rurales, así como con un apartado específico en el capítulo 12 sobre Seguridad Humana.

Salvando el vacío entre Investigación y Acción Política en América Latina
En América Latina también encontramos menciones a las migraciones relacionadas con el medioambiente y el cambio climático a través de diversos organismos y documentos. De este modo, la Comisión  Económica  para  América  Latina  y  el  Caribe  (CEPAL) ha hecho mención de una forma genérica a la migración en sus últimos reportes sobre la economía del cambio climático en Centroamérica de los años 2010 y 2011. Igualmente, la  agenda de investigación en Cambio Climático propuesta  por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), considera en diversos apartados la migración como una de las respuestas más evidentes al cambio climático.
Sin embargo, ha sido desde los foros de la sociedad civil latinoamericanos desde donde se ha considerado más a fondo el asunto y ha sido especialmente en las cumbres sociales de MERCOSUR donde se ha hecho una mención mas especifica al problema.

Desde las recomendaciones que se hicieron durante la Cumbre Social de MERCOSUR en Junio de 2010 en donde la Comisión sobre Cambio Climático, Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, bajo el taller de Cambio Climático y Pobreza, en donde se apoyaban las prácticas agrícolas locales a la hora de reducir la migración hacia los centros urbanos, proponiendo la migración como un factor primordial a la hora de proponer modelos de ciudades autosustentables, así como la promoción de ordenamientos jurídicos que protejan a los migrantes ambientales. Este trabajo dio paso a un texto más específico durante la Cumbre Social de Foz de Iguazú en diciembre de 2010.
Por último, un documento interesante que liga desde diferentes perspectivas la situación de los migrantes ambientales, es el número especial sobre Cambio climático, migraciones y derechos humanos, del Boletín sobre Políticas Migratorias y Derechos Humanos “Entre Tierras” que se redactó con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20 en Junio de 2012 y la conferencia paralela denominada Cumbre  de  los  Pueblos por la Justicia Social y Ambiental en Defensa de los Bienes  Comunes.

Sirvan estos ejemplos para ir enmarcando la cuestión dentro de los marcos políticos regionales que se llevan a cabo en América Latina, teniendo en cuenta la acción primordial de la sociedad civil, y la necesidad de poner en marcha un enfoque basado en la Justicia Social y los Derechos Humanos. Porque en estos momentos, hablar de migraciones inducidas por el medio ambiente y el cambio climático en América Latina, a pesar de que los factores climáticos tienden a ganar cada vez mayor importancia, debe pasar también por el análisis de factores sociales, económicos, políticos y medioambientales de máxima importancia y que son generadores de desigualdad en el continente. Esto supone hablar también de personas que se ven desplazadas por la acción de guerrillas y conflictos violentos, por el aumento de plantaciones de drogas, por la deforestación y la destrucción de la selva o por la explotación sin control de recursos naturales, entre otros.
Trazando la Agenda para 2013
Durante 2013 tanto los encuentros regionales y globales que se vayan a celebrar, como el trabajo de diferentes organizaciones regionales pueden servir muy positivamente para introducir en la agendas cuestiones relativas a los desplazados medioambientales.

La Cumbre UE-CELAC, Europa, América Latina y el Caribe a celebrar en Santiago de Chile el 26 y 27 de Enero y que pretende abordar una “Alianza para el Desarrollo Sostenible para Promover la Inversión Social de y Calidad Ambiental” debe servir para reforzar el punto 4 sobre migraciones del Plan de Acción de Madrid de 2010 e introducir el factor climático entre los aspectos a resaltar del mismo.

La Conferencia Regional sobre Migración (CRM) o Proceso de Puebla, ya identifico en su documento resumen de los últimos 15 años en 2011 la necesidad de vincular las migraciones con otros factores como el Cambio Climático. Se debe esperar la introducción de este concepto en próximas agendas de trabajo.

Igualmente el acercamiento de la Conferencia Sudamericana de Migraciones y el Observatorio Sudamericano sobre Migraciones (CSM-OSUMI) ha sido hasta ahora tímido con respecto al análisis que se hace del impacto del Cambio Climático sobre las migraciones en el subcontinente. La XIII Conferencia a celebrar este año puede servir como acicate para abordar esta problemática.

La Organización de Estados Americanos, divide sus enfoques sobre Cambio Climático y Migraciones en dos áreas diferenciadas lo que requiere, lógicamente, un mayor trabajo de debate interno dentro de la Organización para llegar a desarrollar un enfoque coherente.

Finalmente, el año 2013 tendrá un hito en lo que se refiere al trabajo que sobre las migraciones se desarrolla a nivel global. El Dialogo de Alto Nivel sobre Migración y Desarrollo que se celebrará durante la 68ª Asamblea General de Naciones Unidas tiene entre sus apartados de mayor importancia uno dedicado a “Migración y Cambios Ambientales”. La reunión regional preparatoria que se celebrara en Chile entre Mayo y Junio del próximo año también debe servir para aumentar la concienciación sobre el asunto que nos concierne en el continente.

2013 debe ser el año que realmente relance la Agenda Climática Global, y que permita también que la realidad cada vez más evidente que liga los impactos del Cambio Climático con los desplazamientos humanos, sea reconocida y respondida tanto en los foros políticos regionales, como en el resto de encuentros que a nivel global se van a celebrar durante este año. Las organizaciones que desde diferentes perspectivas abordan estos problemas deben trabajar con ese objetivo.